Cadena alimenticia

Dejo que el viento mueva mis harapos, suelto alguna brizna de paja para aparentar naturalidad y cuando creen que soy un espantapájaros más, me lanzo sobre ellos. Nunca necesito más de dos tajos para cobrar la pieza. Desde que algunos se aventuran fuera del asfalto, es la mejor forma de alimentar a mis fieras. Sí, cazarlos es fácil, lo difícil es deshacerme de las mochilas escolares.

(Finalista VIII Concurso Microterrores - Diversidad Literaria - 2021)

De naturaleza sensual

Ella esperó entre pétalos, apasionada y abierta. Él se dejó caer encima atrapado por el expuesto rosa de su ser. Ella sintió su cuerpo y el suave roce de la lengua es sus recovecos. Él probó su dulce néctar e impaciente penetró su interior. Ella se meció y se dejó hacer. Él no esperó y se dejó mecer. Ella guardó el polen de su efímero encuentro y él salió zumbando en busca de otra flor.


(Seleccionado VII Concurso de microrrelatos eróticos "Sensaciones y sentidos". Diversidad Literaria - 2021)

Conquistado

Imagen de Rodrigo Farhat en Pixabay 

Tras una larga caminata, abriéndome paso a golpes de machete, llegué al poblado. La tribu, vestida con taparrabos, me rodeó. Algunos se aventuraron a tocar mis ropas, el sombrero y mis cabellos dorados. Me mostraron sus collares y pendientes hechos de hueso y madera y, entre sonidos guturales y risas, me llevaron hasta la tienda del jefe. Le enseñé la cantimplora, las cerillas y a fumar. Y cuando iba a despedirme para volver al campamento, el jefe sacó su tabaco y el móvil, nos hicimos un selfi y pidió unas pizzas. Pagué yo.

(Finalista diciembre 2020 - La Microbiblioteca Esteve Paluzie, Barberà del Vallès)

Pies de barro


El director sacó los zapatos del cajón y los plantó sobre el pupitre de un golpe. El jefe de estudios había revisado uno por uno los de todos los chicos del internado y las suelas de los suyos coincidían con las huellas bajo la ventana del dormitorio de las chicas. Llegaron los gritos, las amenazas, la intimidación. Soportó la bronca sin apartar la vista de los zapatos: no podía dejar de pensar que esa misma mañana, Carlos, su Carlos, se los había cambiado por un beso.

(Los pescadores de perlas - Revista Quimera 445 - enero 2021)