Hace ya un tiempo que nos entraron unas ganas locas por volar. Comenzamos con pequeños aleteos para ganar fuerza, planeamos en lentos descensos desde el respaldo del sofá y día a día fuimos creciendo en resistencia y destreza. Ayer ascendimos a la lámpara de araña de la abuela usando la corriente cálida del brasero. Hoy hemos cruzado el salón hasta lo más alto del armario y a mamá, que nos ha visto, se le ha cambiado la cara; ha cerrado las ventanas y nos ha puesto unas cadenas. Dice que no se nos ocurra volver a hacerlo, que ninguno de nosotros está preparado para abandonar el nido.
Finalista XI Premio Colectivo Manuel J. Peláez
Zafra 2023