Huir de la quema

Del aula no ha quedado nada: ni un lápiz, ni un borrador, ni la tutora. Entre una nube de adultos, distingo a mi hermano. Al verme, se lanza a mis brazos. Todos dicen que ha sido una suerte que sea el único superviviente. Sonrío nerviosa y les digo que sí. Tomo su mano y salimos. Cuando llegamos a casa, su cuerpo ya no arde por dentro. Hacemos las maletas y cambiamos de ciudad, cada vez más cerca del polo norte.

(Mundo Iracundo - Antología - Editorial Minificción - 2022)

a. C / d. C

En el pueblo hay una gran expectación. Doña Milagros, nuestra beata, jura por Cristo Señor que un delicado coro de ángeles, serafines y querubines, liderado por un arcángel, interpretará con sus deliciosas voces un concierto divino. Así se lo ha manifestado una voz tremendamente profunda en la capilla del santo Patrón. Don Miguel, el cura, afirma que si ella lo dice, será verdad. El alcalde, por si las moscas, ha colocado un escenario en la plaza de la iglesia: no quiere arder en el infierno si es que existe.
      A las ocho de la tarde, con puntualidad sobrehumana, los Ángeles del Cielo llegan en sus motos. Cubren las preciadas alas con cazadoras de cuero y los ojos con gafas de sol. «Tienen pupilas delicadas», explica la beata.
       Después de los primeros acordes, nadie sabe qué decir. Todos pensaban que los coros celestiales eran menos estruendosos. A pesar de todo, doña Milagros baila como poseída en mitad de la plaza. Por un momento parece levitar sobre los adoquines mientras el ser divino de cabellos de ángel que tanto recuerda a don Miguel aporrea la batería y canta con voz tremendamente profunda Highway to Heaven.

(Ángeles o gigantes - ENTC 2022) 

Imagen de Pete Linforth en Pixabay