La explosión de la primavera

Me he enamorado de la nueva vecina. No tengo claro cómo ocurrió, pero sí cuándo: el día que coincidimos las dos en el ascensor. Quizás fue por el delicado olor de la hierbaluisa que llevaba prendida en su pelo. Tal vez por el profundo verde selva de sus ojos velados. O por esa sonrisa tan natural. No lo sé, pero deseé quedarnos allí encerradas.

        Desde entonces, paso las tardes asomada al balcón, justo sobre su terraza, y la contemplo. Veo cómo se mueve entre jardineras y macetas, siempre guiándose con sus manos, sin equivocar ni un solo paso. En ocasiones se detiene, ladea su cabeza hacia mi balcón y sonríe. Luego susurra a las caléndulas y a los geranios, besa los pensamientos y acaricia las orquídeas del rincón. Poco a poco el aire se convierte en fragancia. Cierro los ojos equilibrando nuestros sentidos e imagino que, perfumadas de frescura, tropezamos a solas en el ascensor.

(Bichos o balcones - ENTC - 2022)

Calabazas

Desde que anunciaron mi boda con el príncipe, no me dejan en paz. Las llamadas son constantes, la calle está llena de periodistas y los paparazzi anidan en las ramas de los árboles. Ni con las ventanas cerradas dejo de oírlos. Ayer quise salir a comprar y no pude llegar ni a la reja del jardín. Y mientras tanto mi príncipe de cacería. Me tiene harta, muy harta. Ahora mismo llamo a mi hada madrina y le pido que me agrande el pie.
(Finalista mensual - La Microbiblioteca - Mayo 2022)