Andante, ma non troppo

Despertará muy temprano y se afeitará, igual que cuando trabajaba en la Filarmónica. Vestido de forma impecable, saldrá a la calle con la funda del violín. De camino al teatro, silbará a Tchaikovsky, a Dvořák o a Vivaldi: dependerá del tiempo, del mundo, del corazón. Cuando llegue al Liceo, extraerá el violín y depositará la funda abierta sobre el suelo de la Rambla. Calentará sus dedos tocando alguna sonata, pero hasta que los turistas no escuchen las notas de 𝘋𝘦𝘴𝘱𝘢𝘤𝘪𝘵𝘰, ninguna moneda pagará su desayuno.

(Finalista XXIX Concurso de Microrrelatos de Radio TV Lavapiés)

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