Pies de barro


El director sacó los zapatos del cajón y los plantó sobre el pupitre de un golpe. El jefe de estudios había revisado uno por uno los de todos los chicos del internado y las suelas de los suyos coincidían con las huellas bajo la ventana del dormitorio de las chicas. Llegaron los gritos, las amenazas, la intimidación. Soportó la bronca sin apartar la vista de los zapatos: no podía dejar de pensar que esa misma mañana, Carlos, su Carlos, se los había cambiado por un beso.

(Los pescadores de perlas - Revista Quimera 445 - enero 2021)

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