Se veía venir. Los tres han tenido la exclusividad del negocio durante casi dos mil años, pero de pronto aparece alguien que quiere un trozo del pastel. Y, es más, lo consigue por un mero tema temporal, por unos pocos días. El marketing también ha ayudado: ese rojo intenso, la carcajada rotunda, el sonido de las campanillas…
Según la noticia le han reventado el cráneo. Lo han dejado muerto, en la nieve, desnudo, junto al trineo. Dicen que va a ser fácil encontrarles. Pasan por aquí cada año, siempre en la misma fecha.
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